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Para la noche, se espera que anuncien una baja en la sensación térmica y una ocasional advertencia de caída de granizo.
Hacia el jueves, altas probabilidades de que pronostiquen algunas lluvias y lloviznas con leves menciones sobre el viento éste.
Y para la tarde-noche se espera en los anuncios errores de sintaxis tenues, mejorando hacia el final del discurso.
Hermanos Bladimir recomienda meter todo en bolsas y apagar el televisor.
No-vedades
lunes, 20 de abril de 2009
El Detective Bonus Track presenta: Embotellamiento Crucial [Tercera Parte]
En el capítulo anterior:
Dale, leete las dos primeras partes (Primera Parte y Segunda Parte). Dale. Bueno, está bien, el detective Bonus Track, a bordo de un barco conducido por Nicolás Repetto, deberá encargarse de impedir que cualquier obstáculo interfiera en el heroico plan de confiscar cierto armamento a una poderosísima mafia rusa. Él y sus compañeros de la justicia, entre ellos el barman Tucán Sin Alas, tendrán que estar más que listos para el gran intercambio, que se llevará a cabo en tan sólo horas.
Fue una noche difícil, en la que no pude pegar un ojo. En todo momento se me venía a la mente que me estaba perdiendo el programa de Rial, y que a nadie le había dicho de grabarlo. Oficio complicado el de un detective.
Me levanté temprano, y salí a cubierta. No sería tan agradable durante el intercambio. Ahora, en cambio, había un espléndido sol, y algunas personas se paseaban felices. De repente recordé algo fundamental, por primera vez me había levantado antes del mediodía, y debía apurarme si no quería perder mi desayuno.
- Disculpe, Mademoiselle, ¿qué hora es? -interrogué a una mujer de cabello rojo y nariz prominente.
- Sólo soy un extra, y no me pagan por hablar. Ya se lo había dicho.
- Sí, ya me acuerdo... Y dígame, ¿no le interesaría hacer un papel más protagónico?
El desayuno consistía en unas tostadas secas con mermelada untable marca Dulciora. Oficio realmente complicado el de un detective. Como de repente ya no tenía más hambre, fui directo hacia la cabina. Nicolás Repetto me recibió alegremente.
- A pesar de todo lo que está por pasar, Bonus, estoy de buen humor. Nada es mejor que empezar el día con una buena tostada crocante y con una buena Dulciora. ¿Cómo van los preparativos?
- Nuestra única esperanza a esta altura es que los preparativos de los rusos estén peor. Necesitamos saber cuándo vamos a desembarcar en Londres, aproximadamente.
- A ver, Moreno, Morón, Tres de Febrero... sí, yo creo que a las 2 de la mañana vamos a estar llegando.
- Ah, y nos vas a tener que dar una mano en la misión. Al parecer, mi compañero Tucán Sin Alas pudo identificar a uno de los mafiosos, y tiene pensado adormecerlo en la cena con alguna infusión. Quisiéramos que te hagas cargo de él cuando Tucán esté tomando parte en el operativo.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Yo creo que estarías bien conduciendo un preguntas y respuestas por el 13.
- Sabés que me lo había planteado... pero dale, ¿qué hago con el tipo dormido?
- Traelo a la cabina y vigilalo, -repuse- si se despierta retenelo de alguna forma, es importante que no participe del intercambio, estaríamos en desventaja con los números. Ellos son cerca de seis, y nosotros ni sabemos contar.
- Bueno, haré lo que pueda.
- Y otra cosa, por hoy nada de alcohol.
Dicho esto, le vacié sus dos botellas en la rejilla de la cabina y luego me las llevé con las pocas gotas que aún quedaban en ellas. Un buen detective siempre sabe -absolutamente siempre- que un par de envases venidos de arriba significan varios centavos de descuento en los chinos.
Si bien, para no levantar sospechas, se suponía que no iba a volver a encontrarme con Tucán Sin Alas hasta la medianoche, éste no tardó en pedirme ayuda en relación a la infusión adormecedora. Me dijo que, con la excusa de estar limpiando el bar, fuera observando qué bebidas podrían ser usadas para la elaboración de tal poción. Más tarde me pareció que en realidad, con la excusa de observar los posibles ingredientes, me usó para limpiar su mugroso bar.
Mi tarde consistió básicamente en seleccionar los elementos que podrían llegar a tener cualidades somníferas, mezclarlos en distintas proporciones y oler las soluciones que iban resultando. Y cada solución resultaba ser un problema. Varias veces pensé en usar los restos de la mermelada Dulciora, y siempre terminaba convenciéndome a mí mismo de lo preferible que sería conservar al mafioso con vida y no muerto. Una y otra vez iba dándole de probar a la mascota de una anciana francesa las distintas bebidas que iban surgiendo. El gato llegó a estar verde, llegó a vomitar, incluso le salió otra pata cuando le di un jugoso chicle de Bubaloo disuelto en agua de mar, pero nunca se dormía. De a poco se fue haciendo tarde, y la reiteración de fracasos comenzó a ponernos nerviosos. Cuando se hizo la hora de cenar, todas nuestras esperanzas estaban en la improvisación de mi compañero, el barman.
Me senté en una mesa alejada de la barra, pegada a una esquina opuesta. Estaba nervioso, nuestro plan era sin duda más incompleto que secundaria de vedette. Aún no sabía qué haría si el mafioso identificado no resultaba dormido, yo por las dudas llevaba bajo mi chaqueta mi fiel pistola. Ya no había vuelta atrás.
La situación era alarmante. El ruso había pedido como toda bebida una botella de agua sin gas, y Tucán Sin Alas le había alcanzado una jarra con contenido violeta oscuro burbujeante. Cuando dio su primer sorbo, comenzó a toser y fue corriendo a cubierta. Yo me puse eventualmente de pie y lo seguí. Afuera no había nadie, sólo él, vomitando hacia el océano, y yo, sin saber exactamente qué hacer. Me puse cerca suyo y, para lograr empatía, fingí también estar vomitando.
- Esa cena estaba horrible -insinué.
- Sabía que hoy me esperaba un intercambio, pero ni pensé en esta devolución.
- Y dígame, por casualidad, ¿no siente sueño?
- Oiga, ¿qué es lo que usted quiere de mí?
Atrás suyo apareció Tucán Sin Alas, quien le dio un certero golpe en la nuca. El ruso cayó desmayado, y pronto lo trasladamos, entre los dos, a la cabina de Nicolás. Éste prometió hacerse cargo de vigilarlo y atrasó el reloj de la habitación varias horas para que, en caso de despertar, el ruso pensara que aún no era tiempo del intercambio. Y, como ya se acercaban las 12, me escondí dentro de un bote salvavidas y aguardé a que se hiciera la hora.
Desde el interior del oscuro bote podía observar toda la superficie de la cubierta, pero dejaba una parte de mi cabeza a la vista, así que preferí hacer un agujero en la madera con mi cuchilla de bolsillo y poder ocultarme de mejor modo. Desde allí observé los primeros movimientos de la noche.
Aún faltaba para las doce cuando unos cinco hombres de aspecto ruso salieron y se dijeron algunas palabras en voz baja. Luego cada uno fue para un lado distinto, a excepción de dos que permanecieron donde estaban. Los otros se escondían en los lugares más recónditos del navío. Uno detrás de una caja de frutas, otro en un rincón al que la luz simplemente no llegaba, y otro venía directamente hacia mí.
Continúa en la próxima nota.
Dale, leete las dos primeras partes (Primera Parte y Segunda Parte). Dale. Bueno, está bien, el detective Bonus Track, a bordo de un barco conducido por Nicolás Repetto, deberá encargarse de impedir que cualquier obstáculo interfiera en el heroico plan de confiscar cierto armamento a una poderosísima mafia rusa. Él y sus compañeros de la justicia, entre ellos el barman Tucán Sin Alas, tendrán que estar más que listos para el gran intercambio, que se llevará a cabo en tan sólo horas.
Fue una noche difícil, en la que no pude pegar un ojo. En todo momento se me venía a la mente que me estaba perdiendo el programa de Rial, y que a nadie le había dicho de grabarlo. Oficio complicado el de un detective.
Me levanté temprano, y salí a cubierta. No sería tan agradable durante el intercambio. Ahora, en cambio, había un espléndido sol, y algunas personas se paseaban felices. De repente recordé algo fundamental, por primera vez me había levantado antes del mediodía, y debía apurarme si no quería perder mi desayuno.
- Disculpe, Mademoiselle, ¿qué hora es? -interrogué a una mujer de cabello rojo y nariz prominente.
- Sólo soy un extra, y no me pagan por hablar. Ya se lo había dicho.
- Sí, ya me acuerdo... Y dígame, ¿no le interesaría hacer un papel más protagónico?
El desayuno consistía en unas tostadas secas con mermelada untable marca Dulciora. Oficio realmente complicado el de un detective. Como de repente ya no tenía más hambre, fui directo hacia la cabina. Nicolás Repetto me recibió alegremente.
- A pesar de todo lo que está por pasar, Bonus, estoy de buen humor. Nada es mejor que empezar el día con una buena tostada crocante y con una buena Dulciora. ¿Cómo van los preparativos?
- Nuestra única esperanza a esta altura es que los preparativos de los rusos estén peor. Necesitamos saber cuándo vamos a desembarcar en Londres, aproximadamente.
- A ver, Moreno, Morón, Tres de Febrero... sí, yo creo que a las 2 de la mañana vamos a estar llegando.
- Ah, y nos vas a tener que dar una mano en la misión. Al parecer, mi compañero Tucán Sin Alas pudo identificar a uno de los mafiosos, y tiene pensado adormecerlo en la cena con alguna infusión. Quisiéramos que te hagas cargo de él cuando Tucán esté tomando parte en el operativo.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Yo creo que estarías bien conduciendo un preguntas y respuestas por el 13.
- Sabés que me lo había planteado... pero dale, ¿qué hago con el tipo dormido?
- Traelo a la cabina y vigilalo, -repuse- si se despierta retenelo de alguna forma, es importante que no participe del intercambio, estaríamos en desventaja con los números. Ellos son cerca de seis, y nosotros ni sabemos contar.
- Bueno, haré lo que pueda.
- Y otra cosa, por hoy nada de alcohol.
Dicho esto, le vacié sus dos botellas en la rejilla de la cabina y luego me las llevé con las pocas gotas que aún quedaban en ellas. Un buen detective siempre sabe -absolutamente siempre- que un par de envases venidos de arriba significan varios centavos de descuento en los chinos.
Si bien, para no levantar sospechas, se suponía que no iba a volver a encontrarme con Tucán Sin Alas hasta la medianoche, éste no tardó en pedirme ayuda en relación a la infusión adormecedora. Me dijo que, con la excusa de estar limpiando el bar, fuera observando qué bebidas podrían ser usadas para la elaboración de tal poción. Más tarde me pareció que en realidad, con la excusa de observar los posibles ingredientes, me usó para limpiar su mugroso bar.
Mi tarde consistió básicamente en seleccionar los elementos que podrían llegar a tener cualidades somníferas, mezclarlos en distintas proporciones y oler las soluciones que iban resultando. Y cada solución resultaba ser un problema. Varias veces pensé en usar los restos de la mermelada Dulciora, y siempre terminaba convenciéndome a mí mismo de lo preferible que sería conservar al mafioso con vida y no muerto. Una y otra vez iba dándole de probar a la mascota de una anciana francesa las distintas bebidas que iban surgiendo. El gato llegó a estar verde, llegó a vomitar, incluso le salió otra pata cuando le di un jugoso chicle de Bubaloo disuelto en agua de mar, pero nunca se dormía. De a poco se fue haciendo tarde, y la reiteración de fracasos comenzó a ponernos nerviosos. Cuando se hizo la hora de cenar, todas nuestras esperanzas estaban en la improvisación de mi compañero, el barman.
Me senté en una mesa alejada de la barra, pegada a una esquina opuesta. Estaba nervioso, nuestro plan era sin duda más incompleto que secundaria de vedette. Aún no sabía qué haría si el mafioso identificado no resultaba dormido, yo por las dudas llevaba bajo mi chaqueta mi fiel pistola. Ya no había vuelta atrás.
La situación era alarmante. El ruso había pedido como toda bebida una botella de agua sin gas, y Tucán Sin Alas le había alcanzado una jarra con contenido violeta oscuro burbujeante. Cuando dio su primer sorbo, comenzó a toser y fue corriendo a cubierta. Yo me puse eventualmente de pie y lo seguí. Afuera no había nadie, sólo él, vomitando hacia el océano, y yo, sin saber exactamente qué hacer. Me puse cerca suyo y, para lograr empatía, fingí también estar vomitando.
- Esa cena estaba horrible -insinué.
- Sabía que hoy me esperaba un intercambio, pero ni pensé en esta devolución.
- Y dígame, por casualidad, ¿no siente sueño?
- Oiga, ¿qué es lo que usted quiere de mí?
Atrás suyo apareció Tucán Sin Alas, quien le dio un certero golpe en la nuca. El ruso cayó desmayado, y pronto lo trasladamos, entre los dos, a la cabina de Nicolás. Éste prometió hacerse cargo de vigilarlo y atrasó el reloj de la habitación varias horas para que, en caso de despertar, el ruso pensara que aún no era tiempo del intercambio. Y, como ya se acercaban las 12, me escondí dentro de un bote salvavidas y aguardé a que se hiciera la hora.
Desde el interior del oscuro bote podía observar toda la superficie de la cubierta, pero dejaba una parte de mi cabeza a la vista, así que preferí hacer un agujero en la madera con mi cuchilla de bolsillo y poder ocultarme de mejor modo. Desde allí observé los primeros movimientos de la noche.
Aún faltaba para las doce cuando unos cinco hombres de aspecto ruso salieron y se dijeron algunas palabras en voz baja. Luego cada uno fue para un lado distinto, a excepción de dos que permanecieron donde estaban. Los otros se escondían en los lugares más recónditos del navío. Uno detrás de una caja de frutas, otro en un rincón al que la luz simplemente no llegaba, y otro venía directamente hacia mí.
Continúa en la próxima nota.
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¿Insatisfecho? ¿Hay acaso algo en tu ser que te pide más notas para estimular tu humor/intelecto? ¿No? ¿Seguro? Bueno, en caso contrario, Bladimir Producciones le sugiere leer más entradas, haciendo click con el botón primario del ratón en algún año de su agrado del "archivo del blog", en la columna de la izquierda. O si no, regrese a su aburrida rutina cotidiana de la vida real, ¡insulso peón oficinista!
Si estás en desacuerdo con la elección de La Nota Más Bizarra Del Blog, y creés que es otro el artículo que debe ocupar su lugar, comentalo en la publicación más reciente. Y evitá así pasar el resto de tu vida con la conciencia impura, sabiendo que faltaste a tu deber de lector. Un mundo mejor está en tus manos.
3 comentarios:
Agonizo de ganas de leer la cuarta parte, pero prefiero dejarla para otro día. Teniendo en cuenta que son capaces de pasar meses sin publicar una mísera nota, uno tiene que racionalizar, vio?
Muy buenas las andanzas de Bonus, les mando un saludo!
Sí, incluso tal vez deberías leer una o dos palabras por día, mirá que si nos agarra la mala podemos estar mucho tiempo sin publicar, así como la cucaracha puede vivir varios días sin su cabeza. Pero eso en realidad no es nada, pensá que el mismo ser humano es capaz de atravesar una vida entera sin cabeza...
Damos por finalizado el comentario, saludos.
Comentario del "Lector del Año" [Primera Parte]
Ya con el comienzo de esta saga, la cosa pintaba bien. Y encima fue ganando con el correr de los capítulos, la incorporación de nuevos personajes, los giros de la trama, etc., etc...
Pero la joya de la historia del barco (muy superior a la piedra de esmeraldas que llevaba Kate Winslet en el Titanic) es sin duda...
(CONTINUARÁ)
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