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Pronóstico del pronóstico del tiempo

Para la noche, se espera que anuncien una baja en la sensación térmica y una ocasional advertencia de caída de granizo.
Hacia el jueves, altas probabilidades de que pronostiquen algunas lluvias y lloviznas con leves menciones sobre el viento éste.
Y para la tarde-noche se espera en los anuncios errores de sintaxis tenues, mejorando hacia el final del discurso.
Hermanos Bladimir recomienda meter todo en bolsas y apagar el televisor.

No-vedades


jueves, 30 de abril de 2009

Proyecto de la NASA contra la indigencia mundial

El pasado jueves, mientras exponía los resultados de las investigaciones sobre el planeta menor Ceres, algunos cometas y otros esteroides, el papa en jefe de la NASA, Johnny Allon, tocó el tema de la pobreza mundial. Es sabido que la semana pasada se había cancelado una expedición espacial hacia las cercanías de Marte, de modo que los recursos y presupuestos destinados a tal viaje serían aprovechados para este nuevo operativo.
Como bien lo explicó Allon, la gran idea consiste en agrupar a "una decisiva cantidad de linyeras" en un módulo espacial y dirigirlos tan lejos del planeta como las instancias lo permitan. Tanto a ellos, como a sus porquerías.
"Es mi deber, como autoridad de la NASA y como ciudadano, hacer todo el sacrificio posible por salvar al mundo de la pobreza. De modo que decidimos sacrificar a tantos linyeras como podamos. Aún está en discusión si sería conveniente dejarlos en la misma órbita de la Tierra o mandarlos hacia el Sol. Lo primero tiene por desventaja que por una causa genética, estas ‘personas’ impongan limpieza de vidrios a nuestros módulos espaciales a cambio de monedas y finalmente okupen alguno de nuestros satélites. Y la propuesta del sol nos deja pensando; estos individuos han nacido y vivido sin abrigos y sin calefacción, lo que tal vez los haga algo reacios a la gran exposición calórica que implicaría tal proyecto."
Por supuesto, esto contrasta con la reciente aprobación de la ley que obliga a toda familia con dos mascotas no humanas a adoptar a un linyera como mascota, basada en que resulta incluso más económico que un cuadrúpedo standard. También surge cierta oposición con respecto a las figuras políticas que luchan por los derechos humanos, quienes plantean que si bien hay diferencias sociales con los pobres, no hay diferencias biológicas, de modo que es coherente la idea de mantenerlos en el planeta y extraerles sus órganos.
Por su parte, Ignacio Lafinur - un docente universitario argentino dedicado a la investigación científica, que decidió convertirse en sacerdote de la Iglesia Católica porque a través de la ciencia no podía encontrar respuesta a todos los problemas, por ejemplo, el de cómo conseguir dinero – defendió públicamente el proyecto de la NASA.
“Jesús Nuestro Señor siempre ha luchado por la igualdad social en el mundo, y sería pura negligencia negarle a esta causa los avances de la ciencia. Por otro lado, -explicó Ignacio- Dios con frecuencia castiga a nuestro planeta, azotándolo con meteoritos, y es ésta una perfecta oportunidad para cobrárselas.”

lunes, 20 de abril de 2009

El Detective Bonus Track presenta: Embotellamiento Crucial [Cuarta Parte]

Comienza en la nota anterior.
Pero mirá qué copados que somos:
Primera Parte, Segunda Parte, Tercera Parte. Todo a sólo un click de distancia.


Uno de los rusos venía directamente hacia mí. Tuve que dejar la vigilia y acurrucarme contra un extremo para que el ruso no notara mi presencia al esconderse en el mismo bote en el que yo estaba. Ahora sin poder ver nada, me dediqué a escuchar. Afuera todo era silencio, hasta que se escucharon pasos de lo que parecía una mujer con tacos llevando un maletín con el símbolo $ grabado en él; seguidos de una voz de dama.

- Bien, hagamos esto rápido. Creo que algunos pasajeros sospechan algo.
- No tan rápido, -replicó una voz con acento ruso- uno de nuestros compañeros ha desaparecido, y no intercambiaremos nada hasta no saber qué le ha pasado. No sería justo hacer como si nada ocurriera y repartirnos el dinero suyo... Bueno, pero que sea rápido.
- ¿Traen el armamento? -preguntó la mujer.
- Véalo usted misma, cuente las botellas si quiere. ¿Y el dinero?
- Cuéntelo usted mismo.

Durante un momento sólo se escuchó el ruido de monedas en movimiento, hasta que este sonido se detuvo fríamente.

- ¡Esta moneda es falsa! ¡Todas las monedas son falsas! ¡Y este maletín también es falso!
- No se muevan, o les disparo -dijo la voz de Tucán Sin Alas- y además ese razonamiento es una falacia de generalización inductiva. ¡Lo ví en Pensamiento Científico!
- Tirren vuestrras arrmas -interrrrumpió el rrrruso que estaba a mi lado, saliendo del bote.
- Alto -intervine apuntándole a su cabeza.
- Bonus Track, queda detenido -dijo una voz a mis espaldas.

Me volví y allí estaba el mismísimo Sherlock Holmes.

- Ya descubrí quién fue el responsable de la tapadura del inodoro. -se regocijó- ¿Pensaste que podías escaparle a mi ingenio?
- Arroje su arma -dijo entonces la mujer de cabello rojo y nariz prominente-. Que ya no soy sólo un extra.
- Hey, chicos, ¿qué pasa? -dijo Nicolás Repetto, haciéndose presente en la escena- ¿El intercambio no era dentro de dos horas?
- Bah, Nicolás, no tendrías que haber atrasado el reloj. -dijo Tucán Sin Alas- Pero, ¿no deberías estar cuidando al ruso?
- ¡Uh, el ruso! -recordó Repetto.
- Acá estoy -dijo una nueva voz rusa.
- Esperen, -interrumpió la mujer- digan que no salga nadie más, que ya somos como veinte en cubierta y no cabemos.
- ¿Veinte? Nahh, a ver, repasemos: la agente encubierta, Tucán Sin Alas, los tres rusos, Bonus Track, Sherlock Holmes, la pelirroja, Nicolás Repetto, otro ruso más... ¿me falta alguien?
- ¿Y vos?
- Ah, qué boludo... ¿y yo quién soy?

De pronto uno de los rusos tomó una de las botellas de Goliat lima-limón, la destapó y colocó el pico en el cuello de la agente, sosteniéndola con su otro brazo.

- ¡Que todos retrocedan! -bramó- ¡Aquí hay suficiente Goliat como para destrozar el mundo! ¡Aléjense o ella muere!

Pero lo peor ya había ocurrido. El piso había quedado manchado con algunas gotas de gaseosa, y no tardó en oradarse lo suficiente como para desestabilizar el barco. Todo comenzó a sacudirse. Cinco de los rusos se subieron rápidamente a un bote salvavidas, con la valija de monedas. Claro que el bote estaba agujereado y se hundieron al instante. Nicolás Repetto entró en pánico.

- ¡El barco se hunde, hay que liberar peso! -gritó, agarrándose la cabeza.
- ¡Las mujeres y los niños primero! -intervino Tucán, agarrándose un pie.
La mujer pelirroja, en plena histeria, tomó otra de las botellas y la destapó.
- ¡Esto es demasiado para mí! ¡Tendría que haberme quedado con mi papel secundario! -pronunció antes de beber inmoladoramente y explotar.
- ¡Tenemos que salir de acá! -le dije al capitán. - ¡No tenemos mucho tiempo!
- No me grites, boludo, que te tengo al lado. Y acá somos seis, y sólo hay tres paracaídas.
- Yo no puedo morir, -dijo el ruso- porque soy el protagonista de los malos. ¡Y además canté pri!
- Yo no puedo morir -me apuré a decir- porque soy el que escribió esta historia. A propósito, ¿tres paracaídas nada más, en todo el barco? ¡Qué rata!
- Yo tampoco me puedo morir, -terció Repetto- porque... eh... como sea, fue un gusto tenerlos a bordo -se resignó-.
- Yo no me tiro -dijo el inglés-. En Inglaterra tenemos los mejores barcos y sólo un inglés puede manejar bien.
- Yo no me tiro -dijo el ruso-. En Rusia tenemos el frío, y sólo un ruso sabe cómo sobrevivir en invierno.
- Estamos en argentina -remató el argentino Tucán-. Porque asomé la mano y alguien me afanó el reloj.

El ruso tomó uno de los paracaídas y, sin soltar a su rehén, saltó del barco. Comenzó a caer hacia el agua, pero rápidamente se abrió su mochila y el ruso tomó altura, hasta perderse en el horizonte.

- ¡Es imprescindible que la salve! -gritó Tucán-. ¡Su seguro de vida ni a palos cubre esto!

Desenfundó una botella de Goliat, tomó un paracaídas y saltó. Descendió unos centímetros, pero pronto tomó vuelo con el paracaídas y desapareció entre las nubes.

- Este caso me va a llevar a la gloria -limó Sherlock Holmes, quien le arrebató a Nicolás Repetto la tercera mochila y saltó.
- ¡Ése era el último! -desesperé-. Necesito ir con ellos.
- No te preocupes, acá está el paracaídas -canchereó Nicolás, mientras Holmes fracasaba en su huida, hundiéndose-. Ese inglesito de cuarta acaba de saltar con mi mochila... ¡Uh, no, mi mochila! ¡Tengo mis puchos ahí adentro! -y corrió hacia el agua.
- Esperá, -intenté detenerlo- no te podés ir, sos el capitán, sería una falta de repetto.

Pero ya había saltado, y no tardó en sumergirse.
El barco ya estaba totalmente dañado. Todos los pasajeros comenzaban a salir trabajosamente a la cubierta, y jadeantes se dirigían, algunos, hacia mí y hacia el último paracaídas de la nave. Allí estaba el gran y temible armamento avanzado, las siete botellas de un litro de Goliát lima-limón diet concentrada. El armamento estaba donde debía estar, pensé; una vez hundido, el agua y los restos del barco, como también los pasajeros, amortiguarían la eventual explosión. Tomé el último paracaídas, y caminé hasta el borde del barco, ajustándome el equipo. Muchas personas morirían en los próximos minutos, no cabía duda. Pero cuántas personas habrían muerto si aquella carga inflamable, en lugar de destruirse en el océano, hubiera quedado en las manos equivocadas. Di un paso hacia adelante y tiré de la pequeña soga. El paracaídas se abrió y pronto comencé a elevarme. Fue un éxito costoso, pero un éxito al fin. Voltee y ya nada pude ver del barco. Tan sólo pude oir un bramido del agua, quien se quejaba ruidosamente de tanta violencia y crueldad humana. Sólo quedaba pensar en las costas de Londres, y en mi propia paga.

¿Habrá terminado la historia, o será éste el principio del fin, o acaso el fin del principio? ¿Podrá Bonus Track rescatar a la agente, o se tirará a chanta, bajo la idea "que la rescate Tucán"? ¿Podrá salvarse al mundo de las dos botellas de Goliat concentrado que aún no fueron destruidas? Sin lugar a dudas, la amenaza rusa aún está en pie, y es el deber de cada uno de los ciudadanos estar pendiente de la quinta parte de esta historia, que será próximamente publicada por Hermanos Bladimir.

El Detective Bonus Track presenta: Embotellamiento Crucial [Tercera Parte]

En el capítulo anterior:
Dale, leete las dos primeras partes (
Primera Parte y Segunda Parte). Dale. Bueno, está bien, el detective Bonus Track, a bordo de un barco conducido por Nicolás Repetto, deberá encargarse de impedir que cualquier obstáculo interfiera en el heroico plan de confiscar cierto armamento a una poderosísima mafia rusa. Él y sus compañeros de la justicia, entre ellos el barman Tucán Sin Alas, tendrán que estar más que listos para el gran intercambio, que se llevará a cabo en tan sólo horas.


Fue una noche difícil, en la que no pude pegar un ojo. En todo momento se me venía a la mente que me estaba perdiendo el programa de Rial, y que a nadie le había dicho de grabarlo. Oficio complicado el de un detective.
Me levanté temprano, y salí a cubierta. No sería tan agradable durante el intercambio. Ahora, en cambio, había un espléndido sol, y algunas personas se paseaban felices. De repente recordé algo fundamental, por primera vez me había levantado antes del mediodía, y debía apurarme si no quería perder mi desayuno.

- Disculpe, Mademoiselle, ¿qué hora es? -interrogué a una mujer de cabello rojo y nariz prominente.
- Sólo soy un extra, y no me pagan por hablar. Ya se lo había dicho.
- Sí, ya me acuerdo... Y dígame, ¿no le interesaría hacer un papel más protagónico?

El desayuno consistía en unas tostadas secas con mermelada untable marca Dulciora. Oficio realmente complicado el de un detective. Como de repente ya no tenía más hambre, fui directo hacia la cabina. Nicolás Repetto me recibió alegremente.

- A pesar de todo lo que está por pasar, Bonus, estoy de buen humor. Nada es mejor que empezar el día con una buena tostada crocante y con una buena Dulciora. ¿Cómo van los preparativos?
- Nuestra única esperanza a esta altura es que los preparativos de los rusos estén peor. Necesitamos saber cuándo vamos a desembarcar en Londres, aproximadamente.
- A ver, Moreno, Morón, Tres de Febrero... sí, yo creo que a las 2 de la mañana vamos a estar llegando.
- Ah, y nos vas a tener que dar una mano en la misión. Al parecer, mi compañero Tucán Sin Alas pudo identificar a uno de los mafiosos, y tiene pensado adormecerlo en la cena con alguna infusión. Quisiéramos que te hagas cargo de él cuando Tucán esté tomando parte en el operativo.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Yo creo que estarías bien conduciendo un preguntas y respuestas por el 13.
- Sabés que me lo había planteado... pero dale, ¿qué hago con el tipo dormido?
- Traelo a la cabina y vigilalo, -repuse- si se despierta retenelo de alguna forma, es importante que no participe del intercambio, estaríamos en desventaja con los números. Ellos son cerca de seis, y nosotros ni sabemos contar.
- Bueno, haré lo que pueda.
- Y otra cosa, por hoy nada de alcohol.

Dicho esto, le vacié sus dos botellas en la rejilla de la cabina y luego me las llevé con las pocas gotas que aún quedaban en ellas. Un buen detective siempre sabe -absolutamente siempre- que un par de envases venidos de arriba significan varios centavos de descuento en los chinos.
Si bien, para no levantar sospechas, se suponía que no iba a volver a encontrarme con Tucán Sin Alas hasta la medianoche, éste no tardó en pedirme ayuda en relación a la infusión adormecedora. Me dijo que, con la excusa de estar limpiando el bar, fuera observando qué bebidas podrían ser usadas para la elaboración de tal poción. Más tarde me pareció que en realidad, con la excusa de observar los posibles ingredientes, me usó para limpiar su mugroso bar.

Mi tarde consistió básicamente en seleccionar los elementos que podrían llegar a tener cualidades somníferas, mezclarlos en distintas proporciones y oler las soluciones que iban resultando. Y cada solución resultaba ser un problema. Varias veces pensé en usar los restos de la mermelada Dulciora, y siempre terminaba convenciéndome a mí mismo de lo preferible que sería conservar al mafioso con vida y no muerto. Una y otra vez iba dándole de probar a la mascota de una anciana francesa las distintas bebidas que iban surgiendo. El gato llegó a estar verde, llegó a vomitar, incluso le salió otra pata cuando le di un jugoso chicle de Bubaloo disuelto en agua de mar, pero nunca se dormía. De a poco se fue haciendo tarde, y la reiteración de fracasos comenzó a ponernos nerviosos. Cuando se hizo la hora de cenar, todas nuestras esperanzas estaban en la improvisación de mi compañero, el barman.
Me senté en una mesa alejada de la barra, pegada a una esquina opuesta. Estaba nervioso, nuestro plan era sin duda más incompleto que secundaria de vedette. Aún no sabía qué haría si el mafioso identificado no resultaba dormido, yo por las dudas llevaba bajo mi chaqueta mi fiel pistola. Ya no había vuelta atrás.

La situación era alarmante. El ruso había pedido como toda bebida una botella de agua sin gas, y Tucán Sin Alas le había alcanzado una jarra con contenido violeta oscuro burbujeante. Cuando dio su primer sorbo, comenzó a toser y fue corriendo a cubierta. Yo me puse eventualmente de pie y lo seguí. Afuera no había nadie, sólo él, vomitando hacia el océano, y yo, sin saber exactamente qué hacer. Me puse cerca suyo y, para lograr empatía, fingí también estar vomitando.

- Esa cena estaba horrible -insinué.
- Sabía que hoy me esperaba un intercambio, pero ni pensé en esta devolución.
- Y dígame, por casualidad, ¿no siente sueño?
- Oiga, ¿qué es lo que usted quiere de mí?

Atrás suyo apareció Tucán Sin Alas, quien le dio un certero golpe en la nuca. El ruso cayó desmayado, y pronto lo trasladamos, entre los dos, a la cabina de Nicolás. Éste prometió hacerse cargo de vigilarlo y atrasó el reloj de la habitación varias horas para que, en caso de despertar, el ruso pensara que aún no era tiempo del intercambio. Y, como ya se acercaban las 12, me escondí dentro de un bote salvavidas y aguardé a que se hiciera la hora.
Desde el interior del oscuro bote podía observar toda la superficie de la cubierta, pero dejaba una parte de mi cabeza a la vista, así que preferí hacer un agujero en la madera con mi cuchilla de bolsillo y poder ocultarme de mejor modo. Desde allí observé los primeros movimientos de la noche.
Aún faltaba para las doce cuando unos cinco hombres de aspecto ruso salieron y se dijeron algunas palabras en voz baja. Luego cada uno fue para un lado distinto, a excepción de dos que permanecieron donde estaban. Los otros se escondían en los lugares más recónditos del navío. Uno detrás de una caja de frutas, otro en un rincón al que la luz simplemente no llegaba, y otro venía directamente hacia mí.

Continúa en la próxima nota.

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